viernes, 8 de junio de 2012

072 - Formula 1 Grand Prix (1992) - PC

Desarrollador: Microprose
Publicado por: Microprose
Salió también para: Amiga, Atari ST


Aunque ya le haga muy poco caso, mi primera pasión deportiva, antes incluso que el fútbol, fue la Fórmula 1. Era la época en la que Alain Prost y Ayrton Senna eran compañeros en Mclaren, y se disputaban los campeonatos del mundo a base de puñaladas traperas, pasando por completo de las órdenes de equipo. Reconozco que el brasileño era más espectacular y valiente (creo que también era mejor piloto), pero mis simpatías estaban con el francés; algo tenía ese enano cabezón y un poquito cabrón que, tuviera un buen día o uno malo, estaba siempre delante.

"Que sí hombre que sí, que vas primero en el mundial, yo te dejo ganarlo."
Sabéis como terminó la historia: harto de desplantes, Prost se fue a Ferrari (la escudería italiana era un desastre), y Senna tuvo el terreno libre para dominar los campeonatos de principios de los noventa. Luego Williams empezó a diseñar bólidos que parecían más naves espaciales, por la facilidad con la que ganaban, y Nigel Mansell primero, y Prost después, se llevaron sendos títulos mundiales. El del francés, en su última temporada como piloto.

En vista de que mi ídolo se retiraba, el circo de la F1 perdió todo interés para mí. Además, Williams fichó a Senna, con lo que se aseguraba tener al mejor piloto, además del mejor coche. Título mundial asegurado, nula emoción. Ni siquiera su lamentable comienzo de temporada me hizo dudar de que se adueñara del campeonato. Tal era su talento que la remontada era cuestión de tiempo. Eso era lo que pensaba hasta aquella maldita tarde de mayo.
 
Maldito Tamburello.
Estaba jugando al fútbol debajo de casa, con los amigos del vecindario, cuando mi hermana me gritó desde la ventana "Sube para casa, Ayrton Senna ha tenido un accidente y está muy mal". No daba crédito a lo que veía, ¿cómo podía haber pasado eso? Pasé la tarde pegado a la radio, escuchando partes cada vez más funestos, hasta que a eso de las siete de la tarde, llegó la fatal noticia. No volví a ver una carrera en muchos años.

A los pocos meses, fuimos a casa de un amigo a probar su flamante Super Nintendo. Después de echar unas partidas al Super Mario World, pusimos el PC en marcha, y nos enseñó un juego de Formula 1 que le encantaba. Yo todavía estaba traumatizado, y pese a que el juego tenía una pinta estupenda, no le hice mucho caso.

Circuito de Phoenix. El juego no tiene nombres reales pero se pueden editar.
El tiempo pasó, las heridas se fueron curando, y a principios de 1.996 un Pentium-100 llegó a mi casa. De aquí y de allí me fueron prestando juegos que quedaron instalados en aquel enorme disco duro de 1 gigabyte. Me acordé de aquel juego de Fórmula 1 que me enseñó mi amigo unos meses atrás, y se lo pedí prestado. La edición era parte de una colección de juegos en diskette lanzada por Planeta DeAgostini en 1.994, en caja de cartón grande, junto con otros títulos como Lamborghini American Challenge, Curse of Enchantia, Best of the Best, Body Blows... seguro que alguno la recuerda.

La lluvia se simula con un efecto de niebla. Simplemente genial.
El juego era tan bueno como lo recordaba, o más. Gráficamente había sido superado con creces para entonces (del sonido mejor no hablar), pero todavía me sigue sorprendiendo la potencia del engine desarrollado por Geoff Crammond, capaz de mostrar unos circuitos perfectamente reconocibles con un puñado de polígonos, la mayoría sin texturizar. En su día era bastante exigente en cuanto a requisitos, pero para 1.996 los PCs lo movían sin despeinarse, con una tasa de frames totalmente estable.

¿Donde estamos?
El abanico de opciones era abrumador para la época, con coches perfectamente configurables en cuanto a ratios de marchas, alerones... que afectaban al rendimiento del coche en cada uno de los circuitos. Podíamos disputar carreras sueltas, entrenamientos, el campeonato del mundo de 1.991 con sus 16 circuitos (entre ellos algunas joyas desaparecidas como el circuito urbano de Phoenix o el tortuoso Gran Premio de México) con diferentes niveles de habilidad de los pilotos rivales y varias ayudas al pilotaje como cambio automático, asistente de frenada o indicador de trazada. Pruebas con lluvia, diferentes compuestos de neumáticos, clasificaciones, paradas en boxes... no se echa en falta nada.

Saliendo de boxes.
El espinoso asunto de que por aquel entonces no existían los controles analógicos en entornos domésticos se resolvió de manera muy original: dando a los coches una pequeña tendencia a seguir el trazado del circuito por sí mismos. La medida escogida fue perfecta, demasiada ayuda haría al juego un paseo sobre raíles, ninguna lo haría incontrolable.

Repetición.
Los únicos peros que se le puedan poner al juego son la falta de un buen modo multijugador (por particularidades del diseño del motor del juego) y la ausencia de nombres reales de equipos y pilotos. Esto último no es un gran problema, las escuderías tienen los colores y números de monoplazas reales, con coger el artículo de la Wikipedia sobre el mundial de 1.991 e ir copiando los nombres en el editor vamos que chutamos. Es incluso didáctico.

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